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No es un sueño, ni será posible gracias a la ciencia.
Es una realidad que viven algunas personas de comunidades aisladas en ciertas regiones del mundo. Y no han conseguido esta salud tomando vitaminas o medicamentos de los mejores laboratorios farmacéuticos, tampoco consumiendo suplementos alimenticios, ni asistiendo a las mejores clínicas de Houston, sino
alimentándose correctamente todos los días(1).
Y esta alimentación no incluye hamburguesas, yoghurt “light”, ni pay de queso “bajo en grasa”, sino
en su mayoría alimentos naturales del reino vegetal sin procesar.
La correlación entre alimentación y salud ha sido estudiada por investigadores en el área de epidemiología y los resultados de diversos estudios son concluyentes e innegables:
la alimentación tiene una gran influencia en nuestra salud(1).
Esto no significa que la alimentación sea la única causa de las enfermedades (también existen riesgos por rasgos hereditarios, factores ambientales como contaminación, virus, bacteria, grado de actividad física, etc.) pero definitivamente la alimentación es uno de los factores más importantes.
Esta es la explicación: Nuestras células requieren ciertos tipos y cantidades de nutrientes esenciales para realizar sus funciones. Si privamos a nuestras células de dichos nutrientes, las debilitamos y las dejamos indefensas.
El sistema inmunológico se debilita cuando nosotros no comemos los tipos de alimentos que contienen altos niveles de nutrientes. Por ejemplo, es muy conocido el hecho de que la vitamina C nos ayuda a evitar enfermar de gripe y resfriado.
Pero además de la vitamina C existen miles de nutrientes muy
necesarios que no se consiguen en un filete o en un vaso de leche.
Por esta razón es importante NO seguir las peligrosas dietas que nos restringen ciertos tipos de alimentos importantísimos, como las dietas “bajas en carbohidratos”, que prohiben casi totalmente la ingesta de frutas y verduras.
El vínculo de una buena alimentación con una buena salud es especialmente cierto en las
enfermedades degenerativas también conocidas como “enfermedades de la edad”. De forma resumida, estos son los causantes de las “enfermedades de la edad" más comunes:
Ataques cardiacos (obstrucción de arterias coronarias o arteriosclerosis) – Alto consumo de grasas saturadas (provenientes de productos de origen animal), ingesta de colesterol dietético, consumo de aceites refinados (incluyendo el de oliva), bajo consumo de Omega-3 y alto consumo de Omega-6, bajo consumo de alimentos de origen vegetal.
Diabetes tipo II – Alto consumo de azúcares y endulzantes (incluyendo bebidas gaseosas, sodas o refrescos, chocolates, dulces, golosinas, chicles, pan dulce, pasteles (tortas), etc.) alto consumo de harinas blancas (pasta, pan de harina blanca, tortilla de harina de trigo), alto consumo de grasa saturadas, bajo consumo de fibra y de carbohidratos complejos, falta de actividad física.
Hipertensión – Alto consumo de sal de mesa u otras formas de sodio, falta de actividad física, bajo consumo de fibra, alto consumo de grasas saturadas, deficiente ingesta de potasio. Nota: El estudio
DASH(2) indica claramente que la población en general consume de 5 a 10 veces más sal del máximo recomendado. En teoría no deberíamos agregar más sal a los alimentos de la que naturalmente contienen.
Por supuesto, estas enfermedades no ocurren por alimentarnos de esa manera durante una semana, sino por seguir ese tipo de estilo de vida durante años. Por eso es común que
tales enfermedades se manifiesten con la edad: nuestro cuerpo tiene un grado asombroso de resistencia, pero después de 20 o 30 años de abuso continuo
el cuerpo termina por enfermar, muchas veces sin previo aviso o sin síntomas notorios.
Conclusión
Recientes estudios estadísticos han determinado que podemos alargar nuestra vida un promedio de 14 años con tan solo unos pocos cambios en nuestro estilo de vida, incluyendo dejar de fumar y de tomar alcohol, realizar poco ejercicio diariamente e incluir al menos 5 porciones de fruta o verdura al día.(3)
La decisión es suya, puede seguir alimentándose como hasta ahora, con un riesgo latente para su salud y para su vida, o cambiar a una dieta alta en nutrientes que no sólo le ayudará a lograr una salud óptima, sino que le hará
adelgazar rápidamente si usted sufre de sobrepeso u obesidad.
Estoy a sus órdenes por correo electrónico para cualquier duda sobre
nutrición. Puede escribirme haciendo clic aquí.
Por: Vicente Victorica
Autor del libro “La Dieta final”
Aquí puede leer
el primer capítulo del libro "La Dieta Final" de manera
gratuita.
(1) Campbell, T. C., and C. Junshi. (1994). Diet and chronic degenerative diseases: perspective from China. American Journal of Clinical Nutrition 59.
(2) Appel, L. J., T. J. Morre, E. Obarzanek, et al., para el DASH Collaborative Research Group (1997). A clinical trial of the effects of dietary patterns on blood pressure. New England Journal of Medicine. 336:1117-24
(3) Investigadores de University of Cambridge y el Medical Research Council (2007) The Journal PLoS Medicine, como parte del European Prospective Investigation into Cancer and Nutrition
© 2007 Revista Nutrición
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