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Los expertos en dietas altas en proteínas proclaman que conocen la verdad y que todos los otros doctores y científicos están equivocados.
Promueven la idea de que su alimentación recomendada es saludable. Ellos llevan a creer a sus devotos que hay una conspiración mundial, incluyendo más de 3,500 estudios científicos, involucrando a más de 15,000 científicos investigadores,
que reportan una relación entre el consumo de carnes, aves, huevos y productos lácteos con enfermedades cardiacas, cáncer, falla de riñón, constipación, cálculos biliares, diverticulosis, y hemorroides, sólo para mencionar algunas afecciones.
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El programa Atkins, así como otros autores que abogan por planes de dietas altas en proteínas, recomiendan programas significativamente con más productos de origen animal que lo que se consume típicamente por un norteamericano. De hecho ya los norteamericanos consumen aproximadamente el 40% de sus calorías provenientes de productos animales, y como resultado de tales patrones de consumo, hemos visto una trágica alza exagerada en la tasa de cáncer y enfermedades del corazón en los últimos 50 años.
Conforme se monitorea la alimentación con productos de origen animal alrededor del mundo en cada población, notamos que conforme se incrementa el consumo de los mismos también se incrementan las tasas de cáncer y enfermedades cardiacas.
Este plan recomienda que usted coma principalmente productos de origen animal
altos en grasa, altos en proteínas y sin fibra, en un intento por eliminar los carbohidratos de su
nutrición en este plan bajo en carbohidratos. Los análisis de los menús propuestos muestran que los productos de origen animal comprenden más de un 90% de las colorías en
esta propuesta.
Usted puede perder algo de peso con este plan,
pero usted dañará su salud al mismo tiempo.
Cientos de estudios científicos han documentado la relación entre productos animales y varios tipos de cáncer. Mientras que sería incorrecto decir que los alimentos de origen animal son la única causa de cáncer, hoy está claro que el mayor consumo de los mismos, combinado con un consumo menor de productos agrícolas frescos, tiene el efecto más poderoso para
incrementar el riesgo de varios tipos de cáncer. El Dr. Atkins convence a sus seguidores de que el conoce mejor que los científicos investigadores en nutrición más importantes, quienes declaran que “el consumo de carne es un importante factor en la etiología del cáncer humano.” (*2)
Seguir este plan puede incrementar su riesgo de ciertos cánceres más del doble especialmente los cánceres sensibles a la carne (*3), como el cáncer epitelial del tracto respiratorio. (*4) Por ejemplo, en el último estudio al que se hizo referencia, llevado a cabo por el
National Cancer Institute, los investigadores observaron el cáncer de pulmón en mujeres que no fumaban, de modo que el fumar no sería una variable importante. Encontraron que el riesgo relativo del cáncer de pulmón era mayor de 6 veces en mujeres con la quinta parte con consumo de grasa saturada más alto, comparado con la quinta parte de ellas que menos la consumía. Una nota es que el nivel más elevado de grasa saturada que mostró un incremento de cáncer dramáticamente mayor en este estudio, era aún
mucho menor que la grasa saturada que se encuentra en un menú típico del plan.
Y aún otro estudio, recientemente publicado en Febrero del 2003, de Archives of Internal Medicine, monitoreó los hábitos alimenticios de más de 76,000 mujeres y una vez más se ligó la carne con el cáncer de colon.
(continúa abajo)
No es sólo que la propuesta Atkins sea increíblemente alta en grasa saturada. Sino que también sus menús prohíben o restringen los alimentos reconocidos por ofrecer una poderosa protección contra el cáncer. Incluso sus menús más permisivos, supuestamente para mantenimiento, son peligrosamente bajos en estos alimentos anti-cancerígenos. En su nuevo libro, así como en los anteriores, se presenta este patrón dietético peligroso.
Sus devotos adoptan un patrón dietético completamente opuesto a lo que se recomienda por los científicos investigadores líderes, que estudian la relación entre la
alimentación y el cáncer hoy en día en el mundo.(*5)
Específicamente, la exclusión de la fruta por sí misma es un creador de cáncer significativo.Los cánceres de estómago y de esófago están relacionados a poblaciones que no consumen suficiente fruta.(*6) Los estudios científicos muestran una relación clara y contundente de dosis-respuesta entre los cánceres del tracto digestivo, vejiga, y próstata con un consumo bajo de frutas.
(*7) Para la sorpresa de muchos investigadores, el consumo de fruta muestra una poderosa asociación de respuesta a la dosis con reducción en la mortalidad a causa de ataques al corazón, cáncer y todas las causas de muerte.
(*8) Hay también una consistencia espectacular en varias investigaciones científicas que muestran una reducción en la incidencia de cáncer colo-rectal y estomacal con el consumo de granos enteros (integrales).
(*9) El cáncer de colon está asociado fuertemente con el consumo de productos de origen animal.
(*10) Y estos investigadores concluyeron que el nivel que varía de cáncer de colon en la población de baja incidencia comparada con la población de alta incidencia no puede ser explicada por los factores protectores tales como la fibra, vitaminas, y minerales; sino que está influenciada casi totalmente por el consumo de productos de origen animal y de grasa.
Fruta |
Grasa Saturada |
Riesgo de Cáncer |
Menos |
Más |
Mayor |
Más |
Menos |
Menor |
Los menús de esta dieta tienen un promedio de 60 a 75% de sus calorías provenientes de grasa, e incluso en sus
menús más permisivos, una cantidad insignificante de fruta. Hay numerosas maneras de perder peso. Sin embargo, por muy “efectivas” que parezcan, algunas simplemente no son seguras. No podríamos abogar por fumar cigarillos o inhalar cocaína simplemente porque pueden ser efectivos para promover la pérdida de peso. Promover un programa de pérdida de peso en base a una restricción severa de carbohidratos es irresponsable. Usted puede pagar un precio sustancial – su propia vida.
La Revolución de las Enfermedades Cardiacas
Este plan, además de incrementar significativamente su riesgo de desarrollar cáncer en los años por venir, tiene otros efectos colaterales potenciales.
En el Westman Study, patrocinado por el Atkins Center (con un acuerdo de largo plazo de financiamiento) e interpretado para los medios por
él mismo y su portavoz, es otro ejemplo de cómo el dinero compra influencia a expensas del público ingenuo. Este estudio de corto-plazo mostró un nivel moderado de pérdida de peso para cerca del 80% de los participantes iniciales y un promedio de 10 mg/dl (o 5%) de reducción en niveles de colesterol LDL (malo). (*11) Fue anunciado a los medios como una prueba que
el programa era seguro para el corazón.
Está bien establecido que los niveles de grasa en la sangre caen conforme la grasa disminuye. Con cualquier método de pérdida de peso, veremos una caída en los niveles de colesterol, pero a pesar de tomar aceites de pescado y otros suplementos conocidos para reducir el colesterol, este estudio mostró una resistencia a la caida esperada en lípidos que vemos con otros métodos de pérdida de peso. Las cadenas de televisión repetidamente transmitieron entrevistas interpretando un estudio pagado por el Atkins Institute.
En contraste, un estudio independiente y extremadamente integral, imparcial, sobre los efectos de los individuos siguiendo
este plan observaron la función cardiaca con evaluaciones de flujo sanguíneo antes y después con herramientas médicas sofisticadas incluyendo imagenología por perfusión al miocardio, ecocardiografía, y trabajo sanguíneo serial.
El estudio mostró que el flujo de sangre al corazón disminuyó en un promedio en 40% después de un año de tal dieta alta en grasa saturada, y alta en proteínas, y un aumento en marcadores inflamatorios que predicen ataques cardiacos. (*12) En contraste, una dieta baja en grasas saturadas dada al grupo de control mejoró el flujo del corazón por más de 40%. Este estudio ilustró claramente que una dieta alta en proteínas es demasiado peligrosa para que cualquier persona la considere, incluso por poco tiempo. Por supuesto, este estudio fue ignorado por los medios, pues no estaba promovido por un departamento de publicidad de alto nivel.
Hay efectos colaterales en la dieta alta en proteínas. Se ha encontrado que
la alimentación quetogénica pueden causar la dilatación del músculo cardiaco y cardiomiopatía que es reversible si la dieta es detenida a tiempo. (*13) Muchos lectores podrán recordar que el mismo Dr. Atkins tuvo un ataque cardiaco en el año 2002 a causa de una
cardiomiopatía. Por supuesto, fue anunciado que esto nada tenía que ver con su dieta y que fue debido a un virus.
¿Cómo
Funciona?
En una dieta alta en proteínas, cuando restringimos los carbohidratos tan marcadamente, el cuerpo piensa que estamos privados de calorías y da como resultado
la quetosis. El cuerpo comienza a perder grasa, incluso si estamos consumiendo
gran cantidad de alimentos altos en grasas, como lo recomienda Atkins. Una vez que detiene la dieta, usted ganará todo el peso, y aún más; si usted se mantiene en la dieta,
se arriesga a una muerte prematura. Tome su elección. Una vez que comienza a consumir frutas, vegetales o leguminosas, que contienen carbohidratos, la quetosis se detiene y la carne y la grasa se hacen engordantes otra vez. El consumo de carne lleva a ganar peso, a menos que usted haya causado una quetosis por deficiencia de carbohidratos.
Estas dietas altas en proteínas prohiben estrictamente los carbohidratos refinados, la comida chatarra, y la pasta, arroz blanco, y pan – sin valor nutritivo - que la mayoría de los norteamericanos consumen en grandes cantidades. Esa es la buena parte. También recomiendan frecuentemente al participante que consuma cientos de dólares en suplementos alimenticios cada mes. Cierto es que los suplementos son mejor que nada en una dieta tan desbalanceada, pero no hacen que las dietas altas en proteínas sean seguras.
La realidad es que sin importar cuántos suplementos se tomen y cuánta fibra psyllium sea recetada,
es simplemente imposible sustituir tantas substancias tan importantes, de las que esta dieta
carece. Hay demasiados nutrientes esenciales que nunca han sido metidos en un frasco de vitaminas, y ninguna gimnasia suplemental puede jamás compensar los efectos destructivos de tantos productos de origen animal y tan pocos alimentos vegetales con fibra. Además, en una dieta tipo Atkins, si usted
consume incluso una cantidad moderada de alimentos saludables que contengan carbohidratos, tales como frutas o vegetales con almidón, usted detiene la quetosis y
vuelve a ganar su peso.
Las dietas altas en grasas están sin duda asociadas con la obesidad, (*14) y el consumo de carne de hecho se relaciona con subir de peso, no perder peso, a menos que usted corte radicalmente los carbohidratos de su dieta y mantenga una quetosis crónica. Los investigadores de la American Cancer Society siguieron la pista a 79,236 individuos por 10 años y encontraron que aquellos que comían carne más de tres veces por semana tenían mucho más probabilidad de ganar peso conforme pasan los años, comparados con aquellos que tienden a evitar la carne. (*15) Mientras más verduras ingerían los participantes, eran más resistentes a ganar peso.
Las dietas quetogénicas han sido usadas para tratar niños con desórdenes epilépticos cuando no responden a los medicamentos. Los estudios médicos revelan que estas dietas altas en proteínas pueden tener consecuencias graves en la salud. Los investigadores reportan un mayor potencial para eventos adversos que nunca habían anticipado. Los peligros de
estos programas altos en proteínas incluyen anemia hemolítica, función anormal del hígado, acidosis tubular renal, fracturas en huesos espontáneas (a pesar de suplementos de calcio), y muchas más. (*16) La formación de piedras en riñones es otro riesgo del
alto consumo de proteínas. (*17) Estos estudios apuntan a que hay muchos resultados adversos que no han sido atribuidos a esta peligrosa manera de comer.
Por: Vicente Victorica
Autor del Libro "La Dieta Final"
Referencias:
1 World Health Organization, Food Balance Sheets, Year 1996; http://www.fao.org/es/ESS/list.htm
2 Tavani A, La Vecchia C, Gallus S, et al. Red meat and cancer risk: a study in Italy. Int J Cancer 2000;86(3):425-428.
3 De Stefani E, Fierro L, Mendilaharsu M, et al. Meat intake, “mate” drinking and renal cell cancer in Uruguay: a case-control study. Br J Cancer 1998;78(9):1239-1243.
Risch HA, Jain M, Marrett LD, Howe GR. Dietary fat intake and risk of epithelial ovarian cancer. J Natl Cancer Inst 1994;86(18):1409-1415.
4 Pillow PC, Hursting SD, Duphorne CM, et al. Case-control assessment of diet and lung cancer risk in African Americans and Mexican Americans. Nutr Cancer 1997;29(2):169-173.
Alavanja MC, Brown CC, Swanson C. Brownson RC. Saturated fat intake and lung cancer risk among nonsmoking women in Missouri. J Natl Cancer Inst 1993;85(23):1906-1916.
5 Kuller LH. Dietary fat and chronic disease: epidemiologic overview. J Am Diet Assoc 1997;97(7 Suppl):S9-S15.
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La Vecchia C. Cancer associated with high-fat diets. J Natl Cancer Inst Monogr 1992;12:79-85.
Steinmetz KA, Potter JD. Vegetables, fruit, and cancer prevention: a review. J Am Diet Assoc. 1996;96(10):1027-1039.
6 Brown LM, Swanson CA, Gridley G et al. Dietary factors and the risk of squamous cell esophageal cancer among black and white men in the United States. Cancer Causes Control 1998;9(5):467-474.
Cheng KK, Day NE. Nutrition and esophageal cancer. Cancer Causes Control 1996;7(1):33-40.
Hirohata T, Kono S. Diet/nutrition and stomach cancer in Japan. Int J Cancer 1997;Suppl 10:34-36.
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Terry P, Nyren O, Yuen J. Protective effect of fruits and vegetables on stomach cancer in a cohort of Swedish twins. Int J Cancer 1998;76(1):35-37.
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8 Key TJA, Thorogood M, Appleby PN, Burr ML. Dietary habits and mortality in 11,000 vegetarians and health conscious people: results of a year follow up. British Medical Journal 1996;313:775-779.
9 Jacobs DR, Slavin J, Marquart L. Whole grain intake and cancer: a review of the literature. Nutrition and Cancer 1995;24:221-229.
10 O’Keefe SJ, Kidd M, Espitalier-Noel G, Owira P. Rarity of colon cancer in Africans is associated with low animal product consumption, not fiber. Am J Gastroenterol 1999;94(5):1373-1380.
11 Westman EC, Yancy WS, Edman JS, et al. Effect of 6-month adherence to a very low carbohydrate diet program. Am J Med 2002;113(1):30-36.
12 Fleming RM. The effect of high-protein diets on coronary blood flow. Angiology 2000;51(10):817-826.
13 Best TH, Franz DN, Gilbert DL, et al. Cardiac complications in pediatric patients on the ketogenic diet. Neurology 2000;54(12):2328-30
14 Sherwood NE, Jeffery RW, French SA, et al. Predictors of weight gain in the Pound of Prevention study. Int J Obes Relat Metab Disord 2000;24(4):395-403.
Astrup A. Macronutreint balances and obesity: the role of diet and physical activity. Public Health Nutr 1999;2(3A):341-347.
15 Kahn HS, Tatham LM, Rodriguez C, et al. Stable behaviors associated with adults’ 10-year change in body mass index and likelihood of gain at the waist. Am J Public Health 1997;87(5):747-757.
16 Bankhead C. Ketogenic diet can cause serious adverse effects, data suggests. Medical Tribune 1998;39(17)23.
17 Licata AA, Bow E, Bartler FC, et al. Effect of dietary protein on urinary calcium in normal subjects and in patients with nephrolithiasis. Metabolism 1979;28:895.
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