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En teoría, una mujer en edad adulta necesita consumir en promedio
1500 calorías y un varón adulto unas 2200 calorías al día.
El problema es que la mayoría de nosotros, que trabajamos en oficina o en el hogar, y que nos desplazamos en automóvil o en camión diariamente, requerimos aún menos calorías que este promedio. Aquellos que hacen deporte o ejercicio, obviamente necesitarán más que el promedio que mencioné.
Para efectos matemáticos del nuestro ejemplo, tomemos como base una mujer que necesita el promedio, es decir, 1500 calorías al día.
Ahora bien, cuando nuestro cuerpo consume más calorías de las que
“quema”, el organismo tiende a convertir estas calorías extra en grasa, una forma eficiente de guardar energía para el caso de una escasez futura. Las grasas aportan 9 calorías por gramo, y
al estar almacenada un gramo de grasa, puede ser convertida de nuevo por nuestro cuerpo en 9 calorías
de energía cuando las necesitemos.
Así, si una mujer consume en exceso tan solo 180 calorías extra al día (lo que aporta una galleta de chocolate), es decir un total de 1680 calorías, cada día su cuerpo convertirá esas 180 calorías en 20 gramos de grasa, no es mucho, ¿verdad?. Pero a lo largo de un mes, habrá acumulado 600g de grasa corporal, en dos meses, 1.2 kg. A la vuelta de un año, ya tendrá en su haber
7.2 kg de grasa adicional a su peso ideal.
Pero esto no es todo, ciertos alimentos, como las mantequillas, margarinas, mantecas aceites refinados (sí, por desgracia TODOS los aceites incluyendo el de oliva), al ser alimentos aislados artificialmente,
van directo a de nuestra boca los depósitos de grasa (lonjas o llantas, celulitis, etc.). La causa de este fenómeno es que nuestro cuerpo está diseñado para procesar carbohidratos complejos, proteínas y grasas en su estado natural (por ejemplo el contenido calórico del brócoli es: 50% de proteínas, 25% de grasas y 25% de carbohidratos), pero no
para procesar elementos alimenticios de manera aislada.
También, un nivel alto de insulina en la sangre es un disparador de acumulación de grasa corporal. Los niveles de insulina se elevan consistentemente por cada kilogramo extra que tengamos por encima de nuestro peso ideal, así que se crea un efecto de “bola de nieve” o “círculo vicioso”:
¡mientras más engordemos, más facilidad tenemos para engordar aún más!
Algunos alimentos como las harinas refinadas o el azúcar crean picos de insulina que a su vez fomenta la acumulación de grasa corporal.
Como vemos, la matemática de las calorías no lo es todo, hay alimentos que disparan y multiplican el proceso de engordar.
En el siguiente número analizaremos el proceso de adelgazar.
Por: Vicente Victorica
Autor del libro “La Dieta final”
© 2007 Revista Nutrición
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